Algarrobo, una Apuesta para la Reforestación

Los algarrobos son unos árboles muy resistentes al fuego, por ello, son una buena apuesta a tener en cuenta a la hora de reforestar los montes quemados y utilizarlos como cortafuegos.
Desgraciadamente en España estamos acostumbrados ya a la existencia de incendios forestales; su aparición en las noticias es algo habitual sobre todo en verano, y muchas de esas veces, localizados en los montes mediterráneos. 
 
Precisamente en esa zona, a la hora de reforestar, podría tener un papel muy útil el algarrobo. 
 
Desde Empresas Innovadoras de la Garrofa (EiG) se ha propuesto, y se sigue proponiendo a las administraciones, el uso de este árbol para hacer revivir las zonas arrasadas por el fuego, “la garrofera es un árbol autóctono, muy característico y arraigado culturalmente en la zona del Levante y las Islas Baleares, que añade además otras características aún más importantes, resistente a la sequía y con un potente sistema radicular, lo que le ayuda a captar más fácilmente el agua del subsuelo y los hace más resistentes a la sequía que otras especies. Por no hablar de su gran capacidad rebrotante, y su tolerancia a los incendios, ya que la cantidad de biomasa que se acumula bajo los algarrobos es mucho menor a la de otros árboles forestales, como los pinos y otras resinosas”, explica Joan Tous coordinador técnico de EiG.
 
Este árbol, totalmente adaptado a su entorno, tiene una característica “muy interesante”, como la define Bernabé Moya, botánico y director del Departamento de Árboles Monumentales de la Diputación de Valencia, “y es que sus hojas presentan una muy baja inflamabilidad, tanto en invierno como en el período seco, lo que retrasa su momento de entrada en ignición, que es cuando prende el fuego. Y también tiene una gran capacidad de rebrote; rebrota muy bien de base después de sufrir cualquier tipo de daño, como muchas otras especies mediterráneas”.
 
Una capacidad que incluso podría considerarse una ventaja ecológica para reproducirse y mantenerse como especie, ya que no necesita adquirir una madurez sexual para generar semilla, “independientemente de la frecuencia con la que se dé el fuego, el algarrobo siempre  tendrá más fácil rebrotar, es una capacidad distinta para recomponerse”, explica. Sin embargo, cabe tener en cuenta que, como dice el mismo director de Árboles Monumentales, el algarrobo no es una especie forestal en España, sino agrícola, “en algunos casos los incendios se dan en terrenos abancalados, que antes estaban cultivados pero ahora son marginales o se han abandonado. Recuperar esos cultivos sería muy interesante, porque se crearían bosques mixtos, en la que cada especie aportaría sus beneficios al terreno". 
 
algarrobos rebrotados tras el incendio en Gestalgar, Valencia
 
Foto: algarrobos rebrotados tras un incendio sufrido en Valencia. Imagen de Juan José Ibáñez, Web Madri+d.
 
“El espacio entre agricultura intensiva y terrenos forestales es el de especies como el algarrobo, capaces de generar bienes directos y cumplir funciones ambientales propias de especies forestales. El algarrobo tiene que tener un papel muy importante en la reforestación, pero en la interfaz agrícola forestal, muy importante para recuperar la economía rural y para proteger el monte". Una recuperación forestal, agrícola y rural que, para Bernabé Moya, sí que se está dando cada vez más y además, “gracias a las ayudas europeas”, cada vez más encaminadas no sólo a sacarle productividad a los terrenos, “lo que hace que a estos cultivos, injustamente no se les diera el valor de lo que realmente aportan”, sino también al cuidado de la biodiversidad, la lucha contra la erosión y la conservación del patrimonio rural. Algo que a Moya le lleva a reivindicar también "la recuperación de los algarrobos más viejos, porque son variedades muy especiales, que están muy adaptadas, y son un recurso genético de gran importancia”.
 
Sobre ese valor extra hablan también Fernando Pradells, ingeniero de montes, y Javier Martínez, técnico en desarrollo rural; “en los ecosistemas mediterráneos es imposible marcar una línea divisoria clara entre terrenos agrícolas y forestales, ya que la estructura de la propiedad y su uso han creado el famoso paisaje en mosaico, desgraciadamente en proceso de abandono. Ese espacio entre la agricultura intensiva y los terrenos forestales es el espacio de especies como el algarrobo, capaces de generar bienes directos y cumplir funciones ambientales propias de los ecosistemas más forestales, fijación de CO2 o recarga de acuíferos”.
 
Tanto Pradells como Martínez tienen un convencimiento firme al respecto de la importancia de la economía y el mercado en todo esto, “estamos convencidos de que la valorización del fruto del algarrobo, puede contribuir decididamente a que aquellos árboles que se encuentran en esos espacios a caballo entre la superficie agrícola y forestal, vuelvan de nuevo a podarse y cuidarse por sus propietarios y con ello crezca de forma exponencial su papel preventivo frente a grandes incendios, además de contribuir al incremento de rentas en el mundo rural”
 
Ambos apuestan claramente por el uso de este árbol en las reforestaciones, por las propiedades que le hacen más resistente al fuego que otras especies, pero también por otras, como por ejemplo, su alta capacidad rebrotante "en efecto el algarrobo es una especie que rebrota y con los tratamientos adecuados puede volver a recuperar su porte arbóreo. No obstante este aspecto no debe utilizarse con frivolidad, cayendo en fáciles demagogias. Cada especie mediterránea tiene su propia estrategia de adaptación al fuego”, aclaran los dos.  
                      
Volviendo a las propiedades no sólo de barrera, sino también ambientales, se apunta el algarrobo un tanto más, con su alta adaptación al tipo de suelo que abunda en estos montes, a su clima seco, o la capacidad que tiene de fijar nitrógeno y mejorar el suelo. 
 
Un suelo, el del monte mediterráneo, en forma de mosaico, debido a la propiedad y uso que durante siglos se ha hecho del mismo, y que ahora mismo está en proceso de abandono, y que, como apuntaba Bernabé Moya, parece que puede recuperarse y regenerarse, sobre todo gracias a los programas y ayudas de la Unión Europea, y otros estamentos "es importante que sepamos utilizar los fondos de desarrollo rural que contempla el Reglamento 1305/2013 para el periodo 2014-2020 en la franja mediterránea donde hay presencia activa o “latente” de  algarrobo, y en este sentido, la valorización del algarrobo representa, probablemente como ninguna otra especie el desarrollo agroforestal de determinados territorios", comentan Pradells y Martínez.
 
Pradells y Martínez, Bernabé Moya y Joan Tous coinciden con la propuesta de EiG, al pensar que sería conveniente un plan para usar los algarrobos, no sólo para recuperar esa biodiversidad, esa cultura y economía  rural, sino también para “crear barreras seminaturales contra los grandes incendios forestales, creando discontinuidades en nuestra cada vez más extensa masa forestal”.
 
Un motivo más, para apostar por este cultivo. 
 
algarrobos rebrotados tras un incendio, montes Gestalgar (Valencia)
 
Foto: Estos algarrobos resistieron muy bien a un incendio sufrido en 2012, en los montes de Gestalgar (Valencia), imagen de Vicente Serena de la Plataforma Sierra de Chiva.
 
Noticia cedida por (EiG) Empresas Innovadoras de la Garrofa, del Boletín Informativo nº4/Octubre 2014.